viernes, 29 de agosto de 2008

El edil tránsfuga Clemente García, que ha dado mayoría al PP de Águilas, actuaba al dictado de Casanova


El alcalde popular de Águilas, Juan Ramírez; la consejera de Economía, Empresa e Innovación, Inmaculada García, y el portavoz regional del PP, Pedro Antonio Sánchez, tendrían quizás que haber esperado unos días antes de bendecir con sus gestos y sus palabras la incorporación al equipo de gobierno municipal de un edil tránsfuga: Clemente García López, quien salió elegido en las pasadas elecciones por el Movimiento Aguileño Socialdemócrata (MASd) y que a finales de julio se pasó al Grupo Mixto.

Quizás, hoy, Ramírez, García y Sánchez, se habrían alegrado de haber aguardado hasta poder echarle un vistazo a las últimas diligencias judiciales del caso Zerrichera, cuyo secreto se levantó hace un mes, y haber constatado la especial relación, de práctica subordinación, que el citado edil Clemente García mantenía hacia el empresario murciano Trinitario Casanova, principal impulsor de un resort de unas 4.000 viviendas, un hotel y un campo de golf en el paraje protegido de La Zerrichera.

Quizás, entonces -aunque esto no son sino suposiciones-, Pedro Antonio Sánchez no habría refrendado con su presencia las bondades del pacto alcanzado entre el alcalde y el edil tránsfuga, y la consejera de Economía quizás hubiese estado más comedida a la hora de definir a Clemente García como «un hombre honesto y honrado» y a quien dijo conocer desde la infancia.

«Lo mejor que le podido»

Y es que las numerosas grabaciones telefónicas recabadas por los agentes de la UDYCO demuestran la estrecha relación existente entre Trinitario Casanova, y el ex concejal del MASd, que en apariencia acomodaba su actuación política a la voluntad y a los deseos del empresario. Un ejemplo muy explícito se registra el pasado 18 de marzo, unos minutos antes de las tres de la tarde, cuando Clemente García Pérez telefonea a Casanova y le informa de que una votación, en la que éste último tenía gran interés, ha transcurrido en contra de los intereses del promotor.

Éste, enfadado por el traspiés, apenas quiere escuchar a su interlocutor y le insta a hablar otro día.

- Clemente: Bueno, el resultado el resultado es que hemos estado paralizando la votación más de media hora...

- Trinitario: Que tampoco lo comentemos eso. Ya cualquier día, tranquilamente tomando un café, comentaremos cosas. No, ahora no. Vamos a comer tranquilamente (...)

- Clemente: Hombre, creo que lo he hecho lo mejor que he podido. No he podido hacer otra cosa.

- Trinitario: Tranquilo, que ya hablamos tomando un café.

- Clemente: Te lo digo en serio.

- Trinitario: Tomando un café hablaremos, venga.

«Reunión con la consejera»

Más significativo es el mensaje que dos días después envía Clemente García al empresario. «Esta tarde me reúno con la consejera (en apariencia, Inmaculada García, también aguileña de origen y amiga de juventud). Parece que han reaccionado. Dios quiera. No desesperes. Voy a ir a muerte hasta el final. Un abrazo».

Por no hablar del SMS que apenas cuatro horas después le envía de nuevo: «Quiero que valores la posibilidad de que yo haga unas declaraciones a nivel regional y nacional. Con la excusa de Marina de Cope. Podemos dar a conocer a toda España el daño que se le ha hecho a Águilas. A las personas y a las empresas».

La respuesta de Casanova debió de ser positiva, pues 45 minutos más tarde, Clemente García Pérez vuelve a enviarle otro SMS: «OK. Acabo de estar con mi amigo el senador y me ha dicho que me va a ayudar todo lo que pueda para meter presión. La reunión va a ser, al final, mañana a las 11. Te mantengo informado».

«Sólo me falta el gran jefe»

Al día siguiente, 21 de marzo, cuando en apariencia se celebraba el encuentro «con la consejera», Clemente envía otro mensaje de móvil al empresario, dándole cuenta de su gestión. «La reunión ha ido bien. He visto voluntad. Sólo me falta una reunión con el gran jefe próximamente».

El día 28 de marzo, los agentes de la UDYCO interceptan los dos siguientes SMS, que parece venir a confirmar, una vez más, la subordinación de Clemente García a los intereses de Casanova. El primero, a las 19.53 horas: «Acaban de confirmarme la cita con el presidente para la próxima semana. Creo que deberíamos vernos antes». Y 17 minutos después, después de haber recibido supuestamente las indicaciones del empresario: «OK. No lo dudes. Tengo las ideas muy claras. Siempre se hará en los términos pactados. Buen viaje».

«Dando instrucciones»

Conversaciones telefónicas de ese tipo, que fueron debidamente registradas por los especialistas de la Policía y cuyas transcripciones están en poder de La Verdad, son las que han llevado al juez de Instrucción número 3 de Murcia, Antonio Alcázar, a ir prorrogando, un mes tras otro, la intervención de los teléfonos utilizados por Trinitario Casanova.

No en vano, el magistrado destaca la estrecha relación del promotor de la Zerrichera «con personas vinculadas con el entorno de Pedro Gil, como es Clemente García Pérez, concejal y miembro del partido oportunamente fundado por Gil cuando éste abandonó o fue cesado por el PSOE». Y añade que esas conversaciones que se van produciendo a lo largo de meses, unidas a las que previsiblemente se irían sucediendo en fechas próximas, podrían ser de gran relevancia para la investigación.

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