lunes, 18 de agosto de 2008

Valcárcel: «A ese tío hay que echarlo»

Martínez Andreo sigue aferrándose a la Alcaldía con uñas y dientes, pero en el PP se le da por sentenciado: con el regreso de las vacaciones se reabrirá el proceso para apartarle del cargo

La mañana del 6 de junio pasado, el presidente de la Comunidad Autónoma, Ramón Luis Valcárcel, preparaba junto a un grupo de consejeros el Debate sobre el Estado de la Región, que habría de celebrarse cinco días más tarde. El timbrazo del teléfono interrumpió el flujo de datos y opiniones. Durante unos segundos, Valcárcel escuchó en silencio a su interlocutor -un alto dirigente del PP regional- y luego sentenció: «A ese tío hay que echarlo». Para el alcalde de Totana, José Martínez Andreo, detenido y encarcelado durante dos meses con motivo de la Operación Tótem e imputado en una decena de delitos, la suerte estaba echada. O así, al menos, lo parecía.¿Qué había cambiado esa jornada para que el presidente murciano se expresase con tamaña contundencia? Algo importante tenía que haber ocurrido, pues lo que nada tenía de novedosa, desde luego, era la delicada situación judicial en la que Martínez Andreo se encontraba desde hacía meses: había sido detenido el 29 de noviembre, encarcelado el 2 de diciembre, puesto en libertad bajo fianza de 70.000 euros el 1 de febrero y desde el primer momento estaba imputado en delitos que iban del cohecho a la malversación de bienes públicos, pasando por tráfico de influencias, falsedad documental, prevaricación, omisión del deber de perseguir delitos, violación de correspondencia y fraude. Así, pues, si Valcárcel necesitaba argumentos para obligar al alcalde de Totana a abandonar el cargo y a regresar a su negocio de instalaciones eléctricas, los tenía a su disposición, y por docenas, desde hacía meses. ¿Qué había cambiado, entonces?

LA NATURALEZA HUMANA

«Ramón Luis no comparte, ni justifica, que un alcalde pueda estar quitando multas a sus vecinos, o haciendo la vista gorda con una obra ilegal, o tratando de ayudar al hijo de un amigo a encontrar trabajo... Pero entiende, porque conoce la naturaleza humana, que puedan excederse en un momento dado, en un intento de ayudar a un vecino. Pero por lo que no pasa, de ninguna de las maneras, es por que alguien haya tratado de utilizar su cargo para enriquecerse. Cuando llega a la convicción de que eso ha ocurrido, es inflexible», explica un estrecho colaborador, que coincide en el argumento, casi palabra por palabra, con altos cargos públicos y dirigentes regionales del PP que presumen de conocer bien cómo piensa a ese respecto.Esas opiniones, en cualquier caso, parecen venir avaladas por los hechos, pues el jefe del Gobierno regional y presidente del PP murciano no ha dejado en la estacada a alto cargo de la Administración regional o alcalde alguno, por numerosos que fueran los cargos que pesaran en su contra -ni siquiera habiendo sufrido prisión preventiva, como el alcalde de Torre Pacheco, Daniel García Madrid-, pero en cambio reaccionó con contundencia desconocida ante la evidencia -mejor, supuesta evidencia- de que el ex alcalde de Totana, Juan Morales, había estado tratando de poner el cazo con cuanto convenio urbanístico pasaba por delante de sus narices. De haberlo defendido públicamente, incluso en términos elogiosos, pasó a incluirlo en la galería de monstruos en el preciso instante en que comenzó a conocerse lo que el sumario del caso Tótem albergaba y, por tanto, en el instante preciso en el que llegó al convencimiento de que Morales era bastante dado, cuando recibía a los promotores en su despacho consistorial, a imitar esos grabados egipcios en los que las figuras humanas se representan de perfil, con una mano delante y la otra, por detrás y en escorzo.

LA SOMBRA DE LA DUDA

También Martínez Andreo había estado amparado, durante largos meses, por el beneficio de la duda. Con el sumario del caso Tótem declarado secreto, el alcalde de Totana consumió importante esfuerzos en tratar de convencer a propios y extraños de que nada, absolutamente nada en esa investigación, podría sembrar siquiera una duda de que él hubiese tratado de cobrar alguna comisión ilegal. El primer golpe a su teoría lo recibió el 21 de mayo, cuando La Verdad desveló el contenido del escrito de conclusiones que la juez de Instrucción número 1 de Totana, María Asunción Navarro, había remitido al Tribunal Superior de Justicia, y en el que acusaba a Martínez Andreo de haberse querido apoderar de una comisión de 3,6 millones de euros que su antecesor, Juan Morales, habría pactado con un promotor gallego.Dañado en la línea de flotación de su estrategia defensiva, el munícipe totanero hubo de retorcer el argumento para no irse a pique. La juez -decía- había llegado a tal consideración de forma totalmente gratuita, y además él había pasado a ser víctima de una campaña mediática de acoso y derribo. «Pero -añadía- cuando se conozca la literalidad de las conversaciones telefónicas grabadas por los UCO, se verá que no hay una sola palabra que pueda incriminarme».

«NI TÚ A TU MUJER, NI YO A LA MÍA»

Esa mañana del 6 de junio, este periódico -que durante semanas publicó en exclusiva el contenido del sumario de la Operación Tótem- ofreció la transcripción íntegra de las esperadas conversaciones de Martínez Andreo con el ex concejal Juan Francisco Casanova. Las mismas en las que se podían leer retazos tan significativos como los siguientes:-Casanova: He llamado al gallego y he quedao con él pa la semana que viene, pa comer con él.-Andreo: Vale.-Casanova: ¿Entiendes o no?-Andreo: Mmm.-Casanova: Vamos a hacer una cosa bien hecha.-Andreo: Ah, tú... ¿pero tú, no?-Casanova: ¿Eh?-Andreo: Que tú, tú, tú...-Casanova: Sí, sí, sí.. Tú tranquilo, tú no. Aquí soy yo, yo sólo, tú nada, ¿me entiendes o no?-Andreo: Mmm.-Casanova: Yo luego, a ver si tú me entiendes, yo, como si fuéramos los dos, pero soy yo.-Andreo: Ya está. Lo que tú mires, hables y ya está. ¿Mmm? (...)-Casanova: Y punto.-Andreo: Venga vale, vale, ok.-Casanova: Pero eso sí, a nadie, Pepe, hostia.-Andreo: No, no, pero si lo tengo claro, si lo tengo claro.-Casanova: ¿Eh? Esto tú, yo, tú y yo, y punto.-Andreo: Ya.-Casanova: Ni a tu mujer, ni yo a la mía.-Andreo: No te preocupes, no te preocupes.-Casanova: ¿Me entiendes o no?-Andreo: Sí, lo tengo claro, si eso lo tengo yo claro.-Casanova: Exactamente, ahí eso, pa ti y pa mí, y punto.

«HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO»

Con el periódico sobre la mesa y la confirmación desde el partido de que la conversación decía exactamente lo que se había transcrito, Valcárcel formuló la frase citada -«a este tío hay que echarlo»-, que por su claridad hizo cruzar miradas de reojo a sus consejeros. Las conversaciones con Martínez Andreo, encaminadas a convencerlo de de que abandonase la Alcaldía por voluntad propia, se iniciaron de inmediato. Pero el alcalde no estaba por la labor. Enrocado en el cargo, contaba además con el apoyo de sus concejales, que no estaban dispuestos, ni mucho menos, a presionarlo con una moción de censura si se aferraba al cargo.De haber adoptado una postura de gran firmeza, como pedía el cuerpo a algunos dirigentes, el PP tendría que haber amenazado de expulsión a todos sus concejales en Totana si no obligaban a Andreo a marcharse a su casa. Pero no era el momento de romper la baraja y de iniciar una crisis de esa entidad, con el Debate sobre el Estado de la Región a cinco días de celebrarse. El alcalde de Totana, al modo de un boxeador sonado, se salvaba esa jornada por la campana. «SÍ ME VOY, NO ME VOY»El mismo 11 de junio por la noche, una vez finalizado el discurso de Valcárcel en la Asamblea Regional, se retomaron las conversaciones con Martínez Andreo. Éste, más razonable, aceptó dejar el cargo, aunque puso algunas condiciones para ello: debía quedar claro que se iba por voluntad propia, y no porque el partido lo hubiese obligado por sospechas de corrupción. Algo, por otro lado, más que lógico, pues lo segundo le preocupaba sobremanera, no sólo de cara a sus vecinos, sino también a la hora de afrontar el proceso judicial.La publicación en laverdad.es de una información sobre esas negociaciones, en la que se avanzaba que Martínez Andreo iba a presentar su dimisión de forma inminente, obligado por el PP, dio un vuelco a la tortilla. Irritado, fuera de sí, el alcalde anunció que seguía en el cargo. El enroque estaba consumado y devolvía la pelota al tejado de su partido: «Si queréis que me vaya -venía a decirles- tendréis que echarme».

EL ARCHIVO QUE NO EXISTIÓ

Las conversaciones se interrumpieron durante semanas. Andreo, autoconvencido de estar siendo objeto de una «campaña mediático judicial» injustificada, hizo suya la máxima del presidente republicano Juan Negrín: «Resistir es vencer». Y se atornilló al sillón de la Alcaldía mientras sus abogados se dedicaban a sondear a la Fiscalía y al Tribunal Superior de Justicia, en busca de una luz de esperanza: el posible sobreseimiento de los cargos de cohecho que pesaban contra Martínez Andreo. Y es que, sabedor de que era la imputación por cohecho la que había llevado a Valcárcel a retirarle su ala protectora -al resto de delitos que se le atribuyen se refería Andreo como «meras irregularidades administrativas»-, el alcalde pensaba que verse libre de ese cargo sería equivalente a obtener un certificado de honestidad.Así, a finales de junio, y convencido por sus abogados de que tal archivo de las diligencias por cohecho sería pronto una realidad, anunció que abría un nuevo «periodo de reflexión» hasta prestar declaración en el TSJ y tener en sus manos la resolución exculpatoria del alto tribunal. «Una vez que me vea libre de esa acusación -vino a decir-, nadie podrá decirme que debo dejar la Alcaldía». Y en el PP, quizás no demasiado convencidos de que la causa contra Andreo se archivase, pero sin hacer ascos a un periodo de cierta tranquilidad en este asunto, le volvieron a otorgar una prórroga, a la espera del auto del TSJ. «A ver si es verdad que lo exculpan -concluyeron-, y un problema que se soluciona solo».

SE CONFIRMA LA IMPUTACIÓN

La realidad ha sido, sin embargo, bien distinta. El 29 de julio, La Verdad desvelaba de nuevo que el magistrado Julián Pérez Templado mantenía la imputación por cohecho contra Martínez Andreo, «al entender que siguen existiendo indicios racionales de la posible comisión de ese delito, bien en grado de consumación como en tentativa».Lejos de cumplir su promesa y marcharse a casa, el alcalde arremetió contra todo y contra todos en una insólita comparecencia a las puertas del juzgado de Totana, y anunció que «ahora menos que nunca voy a presentar la dimisión».La patata caliente vuelve a estar, de nuevo, en manos del PP, que con el final de las vacaciones y el inicio del curso político tendrá que retomar un asunto que es, para sus dirigentes, cualquier cosa menos agradable. Las opciones siguen siendo las mismas que hace dos meses: dar cumplimiento a la orden de Valcárcel, que lo quiere fuera del cargo, o seguir mareando la perdiz con un munícipe que, por más que se esfuerce en gritar su inocencia a los cuatro vientos, cada vez se encuentra más cerca de verse sentado en el banquillo, acusado de cohecho.

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